5 marzo 2017, 1O domingo CUARESMA
• Génesis 2:7-9 • Salmo 51 •
• Romanos
5:12-19 • Mateo 4:1-11•
[__01__] En cada
encrucijada, en cada intersección, se toma y decide una dirección y un destino.
En el cruce o intersección de Main Street y Eagle Rock
Avenue en West Orange, o en Broadway y 7th Avenue en Times Square, decidimos un
destino y dirección. Hay tentaciones en ambos lugares, quizás más en Times
Square.
Zona residencial. Centro de la ciudad. Cuesta arriba.
Cuesta abajo. Norte. Sur. Este. Oeste.
[__02__] En nuestro
evangelio de este domingo, primer domingo de Cuaresma, Jesús fue llevado al
desierto por el Espíritu Santo para comenzar 40 días de oración, ayuno y
entrega de sí mismo ante Dios.
De esto, viene nuestro propio CUARENTA días de Cuaresma
antes de Semana Santa y Semana Santa. Y, Jesús mismo estaba siguiendo el camino
de Moisés y Elías. Tanto Moisés como Elías -bajo diferentes circunstancias-
también fueron sin comida o bebida durante cuarenta días.
Nuestra tradición de abstenerse de la carne - de no comer
carne - los viernes durante la Cuaresma es nuestro esfuerzo por caminar sobre
los pasos de Cristo, para seguir su viaje.
[__03__] Acabamos de
leer acerca de sus 3 tentaciones, la primera de las cuales es una tentación
basada en el hambre, en el deseo de alimento, de alimento.
También es una tentación basada en un deseo de cambio, de
transformación.
[__04__] En esta primera
tentación -o primera intersección o encrucijada en el desierto- podríamos
preguntarnos cuál es la actitud de nuestro Salvador hacia la oración?
Y la oración es una de las prácticas que se nos pide
hacer más explícitas, más deliberadas durante la Cuaresma.
¿Cuál era
la expectativa de nuestro Salvador en su oración y oración? ¿Cuál es tu y mi
esperanza y esperanza en nuestra oración?
[__05__] Ciertamente, es
justo y bueno que debemos orar para que sucedan cosas buenas, para la salud,
para la fuerza, para nosotros mismos y para los demás.
En silencio y silencio, reconocemos nuestra necesidad de
la ayuda de Dios, su energía y su fuerza.
Sí, todos tenemos dificultades - crisis - en las cuales
necesitamos la gracia de Dios.
Sin embargo, ¿sólo oramos para que Dios cambie las
piedras en pan?
En otras palabras, ¿estamos orando sólo por un cambio
material y físico a las circunstancias o condiciones de mi vida?
O, estoy dispuesto a rezar para que yo mismo pueda ser
cambiado, convertido. Que mi corazón de piedra también se convierta en el
corazón de carne de que habla el profeta Ezequiel. (Ezequiel 11:19)
[__06__] Hace varios
años, recuerdo que estaba en una encrucijada, en una intersección. Tuve
problemas de coche, problemas con la dirección, la dirección, la fiabilidad de
mi coche.
Había estado conduciendo este coche en particular durante
unos tres años. Pero, de repente, era muy inestable, parecía poco fiable. Era
particularmente peligroso cuando el camino estaba mojado. Me temía que sería
aún más traicionero en la nieve.
Me lamentaba que tendría que reemplazar el coche después
de sólo tres años.
Pero, mientras tanto, yo realmente no había hecho nada
para investigar la causa. Yo estaba - en cierto sentido - cediendo a la
circunstancia y la condición. Tenía teorías sobre la FÍSICA, la QUÍMICA y la
ECONOMÍA del vehículo.
Pero, todavía, yo no había sido a un mecánico real.
Finalmente, fui a un mecánico y supe que la falla no
estaba en el vehículo - en su totalidad - sino sólo en los neumáticos y la
presión de los neumáticos. La avería, en este caso, fue forutunamente fácil de
remediar y reparar.
[__07__] Tú y yo
encontramos situaciones que son ciertamente peores que este pequeño problema.
Pero, también tenemos una manera - yo sé que tengo una manera - de ampliar y
acercar, para crear un problema más grande, una catástrofe mundial, cuando el
problema no está localizado y aún no globalizado.
¿Incluso sabía cuál era el problema? ¿Me importó? Tal
vez, sólo quería sentir lástima por mí mismo.
Quería que alguien convirtiera esta piedra de la pobre
presión de los neumáticos en el pan de un vehículo más nuevo.
[__08__] Tú y yo
encontramos piedras que pueden ser inmóviles, inamovibles, ...
Por ejemplo, puede haber una crisis difícil, una
enfermedad, un tema en la escuela, un proyecto en el trabajo.
Lo que podemos desear en esos momentos es una
transformación mágica e inmediata.
Es decir,
convertir piedras en pan.
Queremos que la persona deshonesta o egoísta se vuelva
santa y caritativa.
Queremos que se cambie la otra persona o la condición.
[__09__] Esta es la
tentación. Esta es la encrucijada.
Pero, ¿estamos dispuestos a examinarnos a nosotros
mismos, a nuestras propias vidas o -en mi ejemplo- a mi propio vehículo.
[__10__] Nuestro
Salvador nos está recordando que lo que sobrevivimos no es el material del pan,
sino el espíritu de las palabras que salen de la boca de Dios.
En nuestras propias relaciones amorosas e íntimas, no se
nutren realmente a largo plazo no por lo que damos material o financieramente,
sino también por la palabra de nuestras promesas, nuestros compromisos mutuos.
[__11_] Espero y oro para que esta temporada cuaresmal
nos ayude a nosotros ya todos nosotros en momentos de intersección, de
decisión, de elección, de tentación.
Sí, en nuestra oración podemos orar por el cambio en las
circunstancias, la ayuda y la sabiduría.
Sin embargo, ¿no estamos orando también para que podamos
ser cambiados, que podamos adaptarnos y que ustedes puedan tomar la cruz cada
día.
En la parroquia de Lourdes, durante la Cuaresma, os
invito a considerar la posibilidad de venir a misa durante la semana si el
tiempo lo permite, para uniros a nosotros para las estaciones de la Cruz en
nuestros viernes programados, para nuestra Novena San José a partir del 11 de
marzo.
Y, dondequiera que estemos recordando las necesidades de
los demás que encontramos en nuestra familia parroquial. Llegamos a estas
intersecciones, estas encrucijadas juntas.
Nuestra Señora de Lourdes, ruega por nosotros.
[__fin__]